Día 01 – Mumbai
Mi primera toma de contacto fue dura, no lo voy a negar.
Me encuentro completamente desubicada en una ciudad con pulso caótico, asfixiada por una ropa larga y un calor insoportable. Incienso, claxon, coches suicidas, indios ricos, indios pobres, pocas indias y casi ningún turista.
Bajo hacia Colaba por ser la zona más turística entre coches en dirección contraria y ningún respeto a los semáforos. Avanzo y avanzo sin detenerme entre ojos que se te clavan en la cara y en la espalda. Más ojos, ojos marrones intensos.
Llego al lugar en el que contaba parar y descansar, algo que resulta imposible. En el momento en que te detienes te abordan ofreciéndote servicios. De nuevo en movimiento, callejeo por inercia hasta que decido ir al hostel a parar, respirar y asimilar.
En la terraza me siento al fin sola y ahí, escuchando mis propios pensamientos lo entiendo. Asimilo el primer objetivo que India preparaba para mi: IMPRIMIR MÁS CARÁCTER.
Sabiendo esto recalculo ruta, aprendo para evitar mapa y me dirijo al norte, por los alrededores de Chhatrapati Shivaji Terminus (Estación Victoria Terminus). Me sorprendo a mi misma callejeando por zonas donde esa misma mañana seguramente hubiera evitado. Me siento más decidida y confiada, con un «No thanks, I’m not interested» más autoritario que ahora funciona.
Con esa sensación vuelvo al hostel, con la metamorfosis iniciada por unas calles que ya reconozco y unos pasos de peatores que ya entiendo. Mumbai es caótico y hasta el momento poco amable, pero para empezar ya he aprendido una lección para conmigo misma 🙂
SARA HORTA. Mumbai, 16-11-2015