Día 02 – Mumbai
Algo está cambiando en mi.
Hoy volví a Colaba, al lugar donde me bloqueé ayer, decidida a superar esa fase.
Es una zona conquistada por turistas indios, de todas partes del país, matices de un pueblo muy grande reunidos con sus mejores galas para conocer Gateway of India y Elephanta Island. Y yo con ellos.
Hoy sí me detengo, contemplo y recibo. Estoy centrada y gestiono bien los abordajes entablando conversación con algunos. Me siento cómoda porque cuando considero que es suficiente me despido amablemente, apretón de manos y hasta ahí el intercambio cultural.
Me doy cuenta de que la gente al disimulo me hace fotos (con flash). No me molesta. Solo es extraño. Y recíproco. Pero extraño.
Tras una hora en ferry llego a Elephanta Island con 5 cuevas templo e invadida por monos y cuervos. Es ahí dnde me piden la primera foto. Y la segunda. Y tantas otras.
Una niña a la hora de la comida, acepto encantada nerviosa se arregla el pelo y la ropa, se sienta a mi lado y nos hacemos dos selfies, uno para ella, otro para mi. Su familia se suma y van rotando por mi banco, siendo interrogada y flasheada mientras la comida enfriaba. Qué sensaión! Qué extraño! Qué bonito!!
Busco el atardecer en Marine Drive y vuelta al Café Universal mientras cae la noche para hacer repaso. Observo que los indios son muy invasivos con ellos mismos (hombres van de la mano, hablan muy muy de cerca,…) y me doy cuenta de lo mucho que respetan mi espacio personal.
Al robarme una foto, lo hacen por no acercarse a preguntar; y los que lo hacen, de que acepto se aseguran una, dos y tres veces «Is not a problem?» «Really» «No problem?» «Thank you!»
Aprendo al fin que tras esos intensos ojos marrones se encuentra (en el mayor de los casos) una persona curiosa, respetuosa y amable.
Y así empieza una constante aceptación de que mientras yo fotografía India, India me fotografía a mi.
SARA HORTA. Mumbai, 17-11-2015
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