Día 05 – Panjim
Bajo del autobús y lo siento. Esa sensación que tienes al llegar a casa, a conectar de repente con un difícil equilibrio entre confort y novedad.
En el rickshaw hacia el hostel cruzamos un puente y por primera vez veo un mar azul, el mar Arábigo (lo visto en Mumbai no era ni azul, ni mar) y lo siento. Conecto. Sonrío. Respiro. Primera conexión.
La segunda ocurre en el barrio de Fontainhas, un barrio portugués en el corazón de Panjim, en el medio de Asia. Los edificios, los colores, los nombres de las calles, busco el hostel en el centro del barrio, en la llamada «Rua 31 de Janeiro«. De repente me llega un aroma a Paraty en Brasil, un destino que en principio no me identificaba demasiado y en el que acabé estando tan cómoda.
La tercera conexión fue el propio hostel. En todas las ciudades de India busqué sitios como este pero solo encontré aquí el espíritu que busco. Es perfecto. Comparto cuarto, zonas comunes agradables, buena comida, acogedor, música, actividades diarias,… El perfecto sitio al que va alguien como yo, una solitaria que quiere sentirse parte de un todo.
Al planificar el viaje nada apuntaba a Panjim como un gran destino (comparado con otras partes de Goa), por lo que tenía pensado hacer escala de un solo día. Al intuir estas 3 conexiones y por coincidir en fechas con uno de los festivales internacionales de cine más importantes de Asia ( www.iffi.nic.in ), decidí en su momento alargar la estancia de 1 a 3 noches.
Callejeo encantada por unas calles que me hacen sentir más cómoda. El tráfico más relajado, la. Gente más destapada, la estructura de una ciudad humilde, un aroma de colonia portuguesa, una aparente mayor igualdad social y un Hotel Fidalgo!
Sonrío y voy decidida a retirar mi acreditación para el festival. Conectada con Panjim descanso y me tomo la tarde para acomodarme y hacer recados. Me siento como cuando vuelves a casa después de haber estado tiempo fuera. Me reconozco en mi nuevo barrio con nuevos. Compañeros de viaje. Comida en un restaurante familiar, voy al super, gestión en bancos y me encuentro a última hora junto a una señora regateando para que me cosa el saree que compré inacabado en Mumbai. Compré el material al que le falta el remate final por ser mucho más barato y me gustaba el reto de tener que acabarlo y vestirlo antes de irme de India.
Mañana a la mañana se lo dejo a coser a mi costurera de un barrio portugués en esta esquina del mundo, que me hace ver que las conexiones ocurren cuando menos te esperas.
SARA HORTA. Panjim 21-11-2015
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