Panjim, India 06

Día 06 y 07 – Panjim

Llevo retraso al escribir. Me cuesta sintetizar qué dos cosas contar par ano hacer Biblias y me cuesta asimilar lo que estoy recibiendo como para poder transmitirlo.

Podría contaros acerca de lo que vi en Panjim y alrededores (Old Goa y Anjuna), podría contaros acerca de la gente que conocí, podría hablaros de masterclass y películas, podría hablaros de costumbres, el clima, el funcionamiento diario, los mosquitos y demás problemas…

Pero hoy, sentada en la zona común del hostel, a las 2:45 am del 23 de noviembre sólo me apetece hablar (sin síntesis) de la segunda lección que India guardaba para mí.

Hoy hice una escapada a Anjuna, y lo que iba a ser un día en la playa se convirtió en algo más difícil. Alquilo de forma casi obligada y por primera vez en mi vida una tumbona de playa. A la sombra y rodeada de otros «raritos» en bikini hace que cada viaje al agua sea menos reto.

Vendedores y miradas, empiezo a sentirme. Incómoda, me visto. Y ahí estoy, vestida en la playa, lo más frustrante para mí, el peor de los infiernos (por definición personal).
Fotos, se me sientan al lado, a la sombra de la misma sombrilla, blablabla… A LA MIERDA! «I prefer to stay alone», «please, keep away».

Entiendo que soy extraña, pero ellos no entienden que para mí. la playa es un santuario, un templo donde refugiarme incluso de mí misma, un lugar al que vengo cuando necesito conectar y/o olvidar. Y está siendo profanado por interrupciones constantes que me hacen estar en guardia hasta el punto de irme antes de tiempo… de la playa… mi templo…

Y así, fruto de la frustración y con un ángel canadiense como mensajero, recibo la segunda lección. – Sé menos políticamente correcta -.

Pues sí, tuve que venir a India para aprenderla.

Es una verdad inherente a mí, soy políticamente correcta y muy diplomática (aunque intransigente con mis convicciones). Estas características (defectos o virtudes) en España las gestiono como una profesional. Siempre me consideré empática (posiblemente mi única y más real fuerza) y con retórica suficiente como para llevar las cosas a mi terreno.

Ahora bien, no estoy en España. Estoy en una cultura diferente en la que la retórica me es muy limitada por el idioma y la cortesía aquí se entiende de forma diferente.

No tengo que ser amable si no quiero, no tengo que ser políticamente correcta si no quiero, no tengo que hacerme fotos si no quiero, no tengo siquiera que contestar si no quiero. Y aquí es una práctica habitual.

Así descubro que algo que siempre estuvo en mí, hoy lo señalo como defecto a corregir o por lo menos recalibrar. Tengo que mirar más hacia dentro y no hacia fuera, empatizar conmigo misma antes que con el resto del mundo y decidir que si para mí es importante defender mi santuario, lo haré. Vestiré una armadura cosida con amor propio y no dudaré, siempre me pondré a mí misma por delante de la cortesía.

Gracias Dawne

Suena en un hostel indio – https://m.youtube.com/watch?v=Oy53EDitfxU

SARA HORTA. Panjim, 23-11-2015

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